-Así que un crucero fluvial, ¿eh?. Muy bien, ¡me apunto!
Eso es lo que pensé cuando me lo propusieron. Confieso que, inexplicablemente, nunca me lo había planteado y, ¡cosas que pasan!, tampoco nadie nunca me había hablado de uno que hubiera realizado. Pero reconozco que he comprobado, charlando con los pasajeros de este viaje, que crea adicción y que quien lo prueba, repite. Yo tenía en mente, como algo más común, el crucero marítimo con esos enormes trasatlánticos que surcan los mares. Así que tenía muchas ganas de empezar esta aventura y comprobar qué me deparaban esos 8 días que tenia por delante. Aterrizamos en Ámsterdam para empezar allí la ruta que nos llevaría a descubrir Los Tesoros del Rin, y que acabaría en el nacimiento de este río, a pocos kilómetros de Basilea (Suiza), en unas cataratas que me emocionaron hasta tal punto que, debo decir, llenaron mis ojos de lágrimas. Suena cursi, puede. Pero es que así fue. Brutal espectáculo de la Naturaleza.
Por si os apetece descubrir este viaje de manera algo más dinámica, os dejo aquí el link de mi destacado de stories en instagram, con los mini videos de lo que han sido estos días a bordo.
Día 1.El Douce France, atracado en Ámterdam
La primera noche dormimos allí, en el puerto de la capital holandesa. Aprovechamos para salir por nuestra cuenta y, al día siguiente, tuvimos una visita guiada por la ciudad de la mano de Lorena (telf.+31623371458). Si un día necesitáis una súper guía por aquí, no dudéis en llamarla. Todos los guías fueron de nota (aunque no los tuve en todas las paradas porque es opcional y también puedes descubrir los lugares por tu cuenta), pero Lorena, una joven de León que vive allí desde hace 4 años, fue especialmente amena y cercana. Un/una guía te hace descubrir mucho mejor cada rincón de los que visitas, contando leyendas, historias reales, curiosas, a veces conocidas y a veces no, o con anécdotas tan interesantes como divertidas.
Lorena … ¡y los quesos #Edam!
Salón y comedor del barco.
Por la mañana pateamos alegremente Amsterdam y, después de comer, el distrito de Haarlem para, esa misma tarde, zarpar y proseguir con nuestro viaje. Deshacer la maleta en tu camarote y no tocarla más aunque vayas a pasar por 4 países y visitar otras tantas ciudades, es una de las ventajas de este tipo de viajes. Olvídate de facturar y de esperar maletas yendo de un sitio a otro. Este acogedor hotel flotante tenía diferentes ambientes y cálidos rincones donde tomar un cóctel, un refresco, un café, comer, leer o simplemente disfrutar del paisaje cómodamente. También desde cubierta se podía contemplar las vistas desde las sillas que rodeaban unas mesas cual apetecible terracita móvil, o también en sus muy bien alineadas hamacas.
Hamacas y terracita en cubierta.
Mis vistas desde el camarote. Puedes quedarte dormida o despertar viendo el Rin a tus pies….Nuestro camarote era el 213.
Este día, la puesta de sol fue increíblemente espectacular. Fotos sin filtro.
A la hora de comer, compartimos mesa con dos matrimonios: Paco y Lola, de Huelva; y Miguel y Fali que, aunque viven en Madrid, él es malagueño y ella de Almería. Con ellos cuatro, esos momentos estuvieron bien amenizados. Eran expertos en cruceros fluviales, sobre todo Fali y Miguel, que han hecho las rutas de toda Europa, de China, de Vietnam y Camboya y hasta del Amazonas! Paco y Lola no tanto, pero era su tercer crucero después de haber disfrutado por el Danubio y por el Sena. Otros pasajeros (unos cuantos más), me explicaban sus experiencia por otras rutas e incluso alguno, repetía la que estábamos realizando. Todo ello me da a mi que es una prueba, más que evidente, de que cuando se prueban estos cruceros, te atrapan.
¿Y qué tal la comida?, pues de maravilla. El desayuno siempre era buffet. El almuerzo se turnaba un día buffet, y otro que nos servían tres platos: entrante, un primero y un segundo más fuerte, con carne o pescado, además del postre y café. La cena, siempre era servida.
Hemos visitado Arnhem – Colonia – Maguncia – Estrasburgo – Colmar – Basilea y las cataratas del
Rin.
La vida en este tipo de barco suele ser tranquila y relajada. La tripulación es amable en todo momento e intenta amenizar los días de navegación o las noches tras la cena. Me pareció bonito no perder de vista jamás la costa a ambos lados. Siempre ves tierra. Te acompaña, como si te abrazara, mientras navegas. El barco no se mueve, así que no te mareas, lo cual es una ventaja para aquellos que sufren en otro tipo de embarcación. Lo que uno no se puede perder tampoco es ver el paso por las esclusas, para superar los desniveles del río. ¡Todo un espectáculo! Nosotros , en esta ruta, creo que pasamos como 12 o 13. Unas de día y otras durante la madrugada.
Son viajes ideales para hacerlos en pareja, con otras parejas, sola con amigas, con amigos o en familia.
¡Y la cena de Gala que no puede faltar en ningún crucero! Una noche especial porque ya es la despedida, indica el *FIN*. Pero lejos de ponernos tristes, nos motivamos con nuestros compañeros de viaje pensando en cuál será nuestra siguiente ruta. Engancha, ya os lo he dicho.
Gracias a por esta propuesta y por la organización, y a Croisi Europe su tripulación, a todo el equipo, por lo fantásticamente bien que nos han tratado y que nos lo han hecho pasar.
https://www.viajeselcorteingles.es/blog/destinos/cruceros-fluviales/
2 Comentarios. Dejar nuevo
Como puedo conseguir info de este crucero ?
Me ha parecido muy interesante y conozco pocos de los lugares que has
Visitado.
El precio aprox ?
Muchas gracias!
Patricia
Disculpa Patricia. Puedes preguntar por el mío en viajes El Corte Inglés. A ver si el año que viene, te animas! Hay muchas variedades y recorridos.Un abrazo!